jueves, 19 de mayo de 2011

Nunca es demasiado tarde. Patricia Zapero 1ºC

Empezaré siendo sincera, acabo de terminar de leer el libro, para que mentir. Sí, lo sé mañana es el ultimo día, suelo dejarlo todo para el último momento, pero ha merecido la pena leérselo, un libro así se te olvidan de que es obligatorio y acabas leyéndotelo por gusto, y no solo para poder aprobar.
Sangre a borbotones
, empecé a leerlo cuando la profesora lo mandó ya que la idea de que el autor del libro, Rafael Reig al que ya todos conocemos, viniera a visitarnos aquí, aunque parezca mentira, ¡quien me iba a decir a mí que en mi primer año en este instituto iba a conocer a un escritor de los de verdad! En la página cincuenta y seis todo se paró, no conseguía continuar mi lectura, se me acumulaba el trabajo.
Llegó ese día tan esperado, el día en que Rafal Reig por fin venía a Parla, lugar que por cierto nombra en su libro, me pareció extraño que lo nombrase, luego nos explicó el porqué. Me senté en primera fila, algo que no debí hacer porque estaba demasiado cerca y temía que me preguntase algo acerca del libro, por suerte, no fue así. Entró por la puerta, ya había visto fotos suyas antes pero no me lo imaginaba así, en las fotos uno siempre sale, digamos, de otra manera. El encuentro, para los que se lo esperaban aburrido, no lo fue, en mi opinión estuvo bastante bien, nos reímos bastante.
Al llegar a casa sentí la necesidad de ponerme a leer. Ahí estaba, como para no verlo con ese terrible color amarillo chillón que se te graba en las pupilas, lo abrí y comencé a leer.

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