jueves, 28 de abril de 2011

Dime cómo describes... (Raquel Hernández)


Todas las entradas y comentarios que estáis escribiendo son muy interesantes. Seguid animándoos. Hoy quiero que os fijéis en otra genialidad de la novela: las descripciones de los personajes. Fijaos en la presentación que se nos hace de Leonardo Leontieff (el padre que busca a su hija): "Era viudo, su hija había desparecido, tenía los cristales de las gafas empañados y su traje, nuevo, valía menos que llevarlo a la tintorería. Por si no fuera suficiente, al cruzar las piernas, Leonardo Leontieff dejaba al descubierto una franja de pantorrilla lechosa, entre el calcetín y el pantalón" Con estas pinceladas descubrimos a un pobre hombre, ordinario casi vulgar, vencido pero no tanto como para empatizar con el lector, irradia compasión por los cuatro costados. No necesitamos tener ninguna información más, no hay que hablar de su pasado, de sus orígenes, ni anotar detalladamente su aspecto físico separado de lo psicológico. Nuestro personaje queda perfectamente definido en esas tres líneas. Pero además, fijaos en esa anécdota final, casi insustancial, una parte de la pierna se le ve entre el calcetín y el pantalón. Ese fragmento de pierna es el responsable de que inmediatamente sintamos auténtica repugnancia por este pobre desgraciado, que vaticinamos no va a terminar muy bien.
Así es como Rafael Reig va dando vida a sus personajes. Nuestro autor es un gran lector, ya no precisa de las detalladas descripciones realistas, sabe que, como ya hizo Valle Inclán, el autor maneja a sus personajes desde arriba, como si fueran marionetas, y esa posición le permite animalizar, cosificar o simplemente hacer de ellos un pobre desgraciado sin remedio.
A partir de ahora analizar con atención las descripciones de los personajes, id apuntando aquellas que os llamen la atención e intentad indagar qué provocan en vuestro interior.

2 comentarios:

Jesús Serrano dijo...

Ahora que lo comentas Raquel, al volverme a releer el libro, me he fijado un poco mas en lo que has comentado aquí a cerca de las descripciones de los personajes, que realiza Rafael Reig en su obra "Sangre a Borbotones". Como tu muy bien has dicho, Rafael Reig no aporta ningún tipo de descripción física ni psicológica del personaje que describe ( ej. color de pelo, aspecto facial, estado de animo, etc. ). Esto me parece una genialidad, ya que , con pocas palabras y solo aportando datos de apariencia externa ( ej. vestimenta ), consigue dejar totalmente claro como es el personaje y crear en el lector, como muy bien has dicho, admiración o por el contrario desprecio hacia el personaje. Esta entrada que has creado me ha parecido muy interesante ya que seguramente, como me ha pasado a mi, pocos compañeros se habían percatado de este detalle al leer el libro. Aunque técnicamente no he aportado nada personal en el comentario, sino que he esquematizado tu entrada , aun así me parecía interesante escribir y comentar esta gran entrada en el blog.

Jesús Serrano Solana 1ºC

Anyi L. 1ºC dijo...

La mezcla, la verdad, no siempre convence, más que nada porque el autor otorga pocas transiciones entre sus meticulosas composiciones de carácteres (le presta un interés minucioso, por ejemplo, a los gestos o la vestimenta) y el estrambótico discurrir del mundo a su alrededor. Por cada detalle mínimo de maestría (un personaje que se mete la corbata por dentro del pantalón, despertándo la compasión del protagonista al pensar que también llevará la camisa por dentro del calzoncillo) hay algo que no sabemos si es parodia o simplemente chiste: una heroína de pechos inflamados y labios húmedos, escenas de porno con butanero o un supervillano con el nombre imposible de Man Chopeitia, un remedo pasado por Philip K. Dick de Emilio Botín cruzado con Amancio Ortega.